Jaime Miquel, ex director del Laboratorio de Envejecimiento de la NASA, dice que a esta edad comienza el cambio de la fisonomía: aumenta el peso, baja el metabolismo y los niveles de ciertas hormonas, aparecen cambios en los patrones de sueño y se pierde memoria. Pero no es un proceso irremediable, una dieta balanceada rica en frutas y verduras, ejercicio físico moderado y la actividad mental ayudan a retrasar el envejecimiento y activan los factores neurotróficos capaces de rejuvenecer el cerebro.
Los productos cosméticos de alta tecnología,
disponibles en el mercado actual, son el mejor aliado para combatir el
envejecimiento celular y frenar las temidas arrugas, que como sabemos son
debidas a un deterioro de las
estructuras de la piel.
Concretamente, lo que se daña con el paso de los años es el colágeno de la
dermis, es decir, la
capa más gruesa y firme de la piel, que se encuentra debajo de la fina
epidermis.
El colágeno son proteínas que forman una estructura de apoyo en torno a
las células de la piel. En la piel joven el colágeno es firme,
elástico y abundante, "como un colchón nuevo", explica John Boorhees,
dermatólogo de la Universidad de Michigan (EE UU). Pero igual que le ocurre a
un colchón de espuma, con el transcurso del tiempo la piel que envejece
comienza a hundirse y se arruga cuando su colágeno está disminuido y
fragmentado. Esto se debe, entre otras cosas, a que con la edad aumenta una
enzima que descompone
el colágeno.
Otra de las estructuras que se deterioran con la edad son los fibroblastos,
provocando con ello la pérdida de firmeza en los tejidos y la flacidez.
Todos estos factores hacen que la dermis comience a plegarse, se rasgue
y se lesione fácilmente.