Piel aparentemente reseca, con manchas
cuando te maquillas, marchita, opaca, con cierta irritación, poca humedad,
etc., son algunos de los síntomas que aparecen cuando hay células muertas en la
piel. La regeneración natural de la piel tarda aproximadamente 28 días en
realizarse. Este fenómeno se efectúa de forma espontánea cuando se
es joven, en donde cada 21 ó 28 días aproximadamente, las células muertas se
desprenden de la capa córnea de la piel naturalmente.
El cuerpo tiene la capacidad espontánea de
restaurar las células muertas o enfermas por nuevas células en perfecto estado.
Sin embargo, conforme pasa el tiempo o se atraviesa un periodo de debilidad,
tensión o fatiga, esta renovación se hace lenta, y como consecuencia, la
piel pierde su oxigenación y humectación natural, digamos que se va asfixiando
tras no poder eliminar del todo las células muertas, y entonces la piel
comienza a lucir apagada, marchita, poco jovial y sin vida al no poder absorber
humedad, nutrientes ni poder oxigenarse adecuadamente.
Es muy importante que
las células muertas caigan completamente de la piel para mantenerla sana y
visiblemente fresca y fina, unificada en un color suave y luminoso. Y para esto es
necesario exfoliarla de forma profesional. La exfoliación es un complemento a la limpieza de la piel el
cual consiste en dar un suave masaje sobre la piel con algún producto o
elemento que ayude a eliminar las células muertas de la piel.
El proceso de exfoliación asegura una
efectiva regeneración epidérmica, ya que elimina por completo las células
muertas que quedan adheridas en la capa superficial de la piel, dejándola tersa
y mas permeable para que esta pueda respirar y absorber los nutrientes y
principios activos de los productos y cremas hidratantes y de rejuvenecimiento,
además de que le permite a la piel respirar y estimular la oxigenación celular.
1.1 Elegir un buen Exfoliante:
Los productos exfoliantes son
imprescindibles a determinada edad o en determinada situación. Tanto el
rostro como el cuerpo necesitan ser exfoliados. Así que elegir un buen
producto exfoliante tiene que hacerse con cuidado. Actualmente en el mercado se
venden muchos de ellos que complementan la limpieza de la piel. Unos son muy
buenos y efectivos, más a la hora de elegir alguno hay que tomar en
cuenta varios aspectos importantes como por ejemplo: que no irriten la
piel, que sean hipoalergénicos, con acción hidratante y que no sean grasosos.
La clave consiste en exfoliar con el producto y la frecuencia adecuada.
Si decides comprar una exfoliante, asegúrate
de ver tu tipo de piel, ya que los gránulos que lleva la crema suelen
ser de distintos tamaños dependiendo del grosor y tipo de la piel. Para la piel
seca, por ejemplo, o sensible y mixta, el gránulo suele ser del tamaño
normal o pequeño, de manera de no “levantar” la fina piel. Por otro lado, los
exfoliantes para piel grasa tienen el gránulo más grueso, de modo de poder
hacer buen efecto en una piel más voluptuosa.
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